Si la tendencia no se revierte, el mayor enemigo de las próximas
generaciones podría ser su propio corazón. Una investigación estadounidense ha
vuelto a poner de manifiesto que, en lugar de ayudarles a crecer, los hábitos
de los más pequeños contribuyen inexorablemente a la degradación de su salud
cardiovascular.
Según sus datos, que se han
obtenido a partir de un estudio de más de 5.000 chicos de edades comprendidas
entre los 12 y los 19 años, la infancia suspende de forma estrepitosa en los siete
criterios que
habitualmente se utilizan para medir la salud del corazón.
Sin duda, la
peor asignatura es la dieta: prácticamente la totalidad de los
niños estudiados no cumplía con los patrones de lo que se considera una dieta
equilibrada y adecuada para su edad (tomar al menos cuatro raciones y media de
frutas y verduras al día, incluir en el menú diario una buena dosis de cereales
integrales, comer pescado más de dos veces a la semana, no pasarse con la sal y
convertir los refrescos en una bebida ocasional).
Pero, además, sólo un 16,4% de
los varones y un 11.3% de las féminas 'cumplían' con el conjunto de los otros
seis criterios, que incluían factores como el peso, las cifras de colesterol,
tensión arterial y glucosa, el tabaquismo o la actividad física.
De hecho, más de la mitad de
los estudiados reconocían no hacer ejercicio de forma regular y entre el 10% y el 20% admitía no
practicar nunca ninguna actividad física.
"En este país,
prácticamente todos nosotros nacemos con una salud cardiovascular ideal, pero
la perdemos rápidamente", ha señalado en declaraciones a 'The Wall Street
Journal' Donald
Lloyd-Jones, investigador de la Universidad Northwestern (EEUU) y principal
autor de la investigación, que está respaldada por los Centros para el Control
y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC).
Las preocupantes cifras se han
presentado esta semana en la reunión que la Asociación Americana del Corazón ha
celebrado en Orlando. La voz de alarma de los cardiólogos se une así a la que
recientemente han emitido los pediatras americanos, que han aconsejado controles rutinarios de colesterol entre los más pequeños.
El estudio se ha centrado sólo
en EEUU, pero los datos de nuestro país son igualmente preocupantes.
Los últimos datos disponibles hablan de que la obesidad sigue creciendo entre
la población infantil y alertan de que uno de cada dos niños pesa más de lo que le
corresponderíapor su edad. Es más, problemas como la hipertensión o la diabetes tipo 2 -exclusivos de la
edad adulta hace apenas unas décadas- cada vez son más frecuentes en las
consultas de pediatría.
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